Este es un fragmento de un libro, que espero se publique muy pronto. Escrito por mi papi y corregido por mí, es la visión del señor de los mitos Tolkien. Voy a darles un poco de su biografía, aún en borrador.


Soy, de hecho, un Hobbit (salvo en tamaño). Me gustan los jardines, los árboles y las granjas no mecanizadas; fumo en pipa y me agrada la buena comida sencilla (sin refrigerar), pero detesto la cocina francesa; me gustan los chalecos ornamentales en estos tiempos opacados, y hasta me atrevo a llevarlo. Me satisfacen las setas (recogidas en el campo); tengo un sentido del humor muy simple (que aun los críticos que me aprecian encuentran fatigoso); me acuesto tarde y me levanto tarde (cuando me es posible).”

J.R.R. Tolkien[1)


John Ronald Reuel Tolkien nace el 3 de enero de 1892 Bloemfontein, ciudad de la República Sudafricana, capital del Estado Libre de Orange y capital judicial de Sudáfrica. Su madre fue Mabel Suffield y su padre Arthur Tolkien, ambos eran anglicanos.

La familia de su madre provenía de las tierras medias occidentales, Worcestershire, la franja de tierra que hay entre Worcester y la frontera galesa es una de las zonas granjeras más rica de toda Inglaterra, con orquídeas, campos de labranza y manzanas para hacer sidra.

Por la familia de su padre, tiene sangre sajona, los Tolkien emigraron de Sajonia a Inglaterra durante el siglo XVIII. Arthur se consideró siempre un “simple inglés”[2], y nunca hacía alusión a sus raíces alemanas. Arthur fue trabajador bancario en Inglaterra hasta que le dieron un trabajo mejor remunerado en Sud África.

Nace su hermano en 1894,Hilary Arthur Tolkien. Durante ese tiempo tres acontecimientos con animales pudieron haber influido en la psicología del pequeño Ronald: “Un día, el mono de un vecino trepó sobre la pared y mordisqueó tres delantales del pequeño. Las serpientes acechaban en el cobertizo de madera, y era necesario evitarlas. Muchos meses más tarde, cuando comenzaba a caminar, Ronald pisó una tarántula. El animal lo picó, y el pequeño comenzó a correr aterrorizado por el jardín, hasta que la niñera lo alzó y le extrajo el veneno chupando la picadura. Al crecer, recordaría un día de calor en que había corrido lleno de horror entre la alta hierba seca; pero el recuerdo de la tarántula se desvaneció y dijo que el incidente no había provocado en él ninguna antipatía especial por las arañas. Sin embargo, en sus narraciones aparecen más de una vez las monstruosas arañas”[3]

En 1896 su padre muere intempestivamente de fiebre reumática mientras Mabel y los niños estaban de vacaciones en Inglaterra, al volver a Bloemfontein, Arthur ya había sido enterrado. Tolkien recordaba muy pocas cosas de su padre: “Ronald vio a su padre escribir A.R. Tolkien en la tapa de un baúl. Éste fue el único recuerdo preciso que de él conservo”[4].

Después de la trágica muerte de Arthur, la familia Tolkien se estableció en Sarehole, una aldea cercana a Birmingham. Sarehole era un pueblo sin automóviles con una vida esencialmente rural: “También fue en Sarehole donde nació el amor de Tolkien por los árboles, además de su aborrecimiento por quienes los destruían sin ningún motivo”[5].

La familia atravesaba por grandes conflictos económicos, principal razón por la que Mabel misma se encargó de la educación de sus hijos. “Era una profesora capaz: tenía conocimientos de latín francés y alemán y además sabía pintar, dibujar y tocar el piano. Desde el primer momento advirtió que su hijo mayor tenía aptitud para las lenguas. Su asignatura favorita era el latín, el sonido y la forma de cuyas palabras lo deleitaban tanto como su significado”[6].

El pequeño niño demostró una avidez insaciable por la lectura de los libros que intencionalmente su madre disponía para él y su hermano, le gustó mucho “Alicia en el país de las maravillas”, pero sobre todo “las obras de George Macdonald en los cuales trasgos y hadas luchaban en un mundo en el que prevalecía implícitamente la moral cristiana”[7]. Por otra parte se fascinó por los cuentos de Andrew Lang, principalmente la historia de Sigurd y la muerte del dragón Fafnir. A sus siete años empezó a escribir una historia sobre un dragón: “No recuerdo nada ella, a excepción de un hecho filológico. Mi madre no hizo comentario acerca del dragón, pero señaló que no se podía decir un verde dragón grande sino un gran dragón verde. Me pregunté por qué, y todavía me lo pregunto. El hecho de que recuerde esto tal vez sea significativo, pues no creo que haya intentado volver a escribir un cuento por mucho tiempo y me concentré luego en el estudio del lenguaje”[8]

Mabel introdujo en sus hijos sus profundas creencias Anglicanas, hasta que en 1900 se convirtió a la Iglesia Católica a pesar de la oposición de su familia, Ronald asumió la conversión de su madre con convencimiento propio además sentía que recuperaba las creencias de su abuelo paterno quien había sido católico, una muestra de su fervor católico es el siguiente trecho de una carta escrita a su hijo Michel: “Desde la oscuridad de mi vida, tan frustrada, pongo delante de ti lo que hay en la tierra digno de ser amado: el Bendito Sacramento…En él hallarás el romance, la gloria, el honor, la fidelidad y el verdadero camino a todo lo que ames en la tierra, y más todavía: la Muerte; mediante la divina paradoja, esa que pone fin a la vida y exige el abandono de todo y, sin embargo, mediante el gusto ( o el pregusto) de aquello por lo que sólo puede mantenerse lo que se busca en las relaciones terrenas (amor, fidelidad, alegría) o captar la naturaleza de la realidad, de la eterna resistencia que desea el corazón de todos los hombres”[9].

Después de cuatro años de vivir en Sarehole, se trasladaron al centro de Birmingham debido a que Ronald fue aceptado en el colegio King Edward’s, la escuela a la que asistió su padre, la matrícula se pudo pagar gracias a la ayuda de un tío por parte de la familia Tolkien – pues el cuñado de Mabel, Walter Incledon que antes les ayudaba económicamente retiró la ayuda debido a su conversión religiosa -.

El cambio para Ronald fue impactante, se enfermó durante el primer año de sus estudios, nunca se sintió satisfecho en el colegio, se aburría y prefería buscar lecturas fuera de las impuestas. Por otra parte en el Oratorio de Birmingham, Mabel estableció una profunda amistad con el sacerdote Francis Xavier Morgan, quien jugará un papel importante en la vida religiosa y ética de Ronald: “He conocido en el curso de mis peregrinaciones a sacerdotes desagradables, estúpidos, irrespetuosos, caprichosos, ignorantes, hipócritas, haraganes, borrachos, crueles, cínicos, mezquinos, codiciosos, vulgares, esnobs, y aun ( barrunto) inmorales; pero para mí un solo fray Francis pesa más que todos ellos juntos, y era un fastidioso, esnob y adicto al cotilleo. Lo era…y no lo era. Por primera vez aprendí de él la caridad y el perdón; y su luz horadó aun la oscuridad liberal de la que yo venía, sabiendo más de Bloody Mary que de la madre de Jesús, la que nunca era mencionada por los romanistas excepto como objeto de errada devoción”[10].

A principios de noviembre de 1904 la madre de Tolkien enferma de diabetes, mientras reposaba junto a sus hijos en Rednal fallece después de un coma profundo que duró seis días, Mabel murió a los treinta y cuatro años, cuando él tenía doce años. Escribió muy poco sobre su madre, y se refrió al dolor que le causó su muerte en una carta a su hijo Michael acerca de sus temores a que sus hijos se aparten de la Iglesia: “Cuando pienso en la muerte de mi madre desgastada por la persecución, la pobreza y la enfermedad, en gran parte su consecuencia, esforzándose en transmitirnos a nosotros, pequeños, la Fe, y recuerdo el minúsculo cuarto que compartía con nosotros en las habitaciones alquiladas de la casa de un cartero en Rednal, donde murió sola, demasiado enferma para recibir el viático, me es muy duro y amargo comprobar que mis hijos se apartan de la Iglesia”[11]. La imagen que tuvo de su madre siempre estuvo asociada a la conversión religiosa, la cual, según la percepción de Tolkien fue la causa de su miseria: “Mi querida madre fue en verdad una mártir, y no a todos concede Dios un camino tan sencillo hacia sus grandes dones como nos otorgó a Hilary y a mí, al darnos una madre que se mató de trabajo y preocupación para asegurar que conserváramos la fe”[12].

Después de la muerte de su madre, se refugió en la religión católica y su actividad principal se dirigió al estudio de la lengua. Carpenter propone que la pérdida de su madre fue determinante para la consolidación de las dos facetas de la personalidad de Tolkien: “Él era por naturaleza un hombre de alegría casi irreprimible y con un enorme entusiasmo por la vida. Amaba la buena conversación y la actividad física. Tenía un profundo sentido del humor y gran capacidad para hacer amigos. Pero a partir de entonces, su personalidad desarrollaría una segunda faceta, más íntima, pero predominante en sus cartas y diarios, y susceptible de sufrir accesos de hondo abatimiento. Sin duda, en estrecha relación con la muerte de su madre, cuando este estado de ánimo se apoderaba de él, lo invadía una profunda sensación de pérdida inminente. Nada era seguro. Ninguna batalla se ganaba de manera definitiva”[13].

Pearce sin embargo disiente airadamente contra la teoría de Carpenter, según la cual fue la muerte de Mabel la que definió la fe católica de Tolkien: “… Tolkien siguió siendo católico por la simple y terminante razón de que para él el catolicismo era verdad. De igual modo, el profundo sentimiento de pérdida irreparable de Tolkien no estaba tan relacionado con el recuerdo de su madre como con los dogmas de su fe”[14].

Sin importar la relación que tenga la muerte de Mabel con la inclinación férrea de Tolkien hacia las creencias católicas, es innegable el dolor que debió sentir al quedar huérfano a los doce años, no solamente el desprendimiento del vínculo afectivo con su madre, sino la soledad, el tener un hermanito al que proteger y la incertidumbre que se cernía ante él eran suficientes para que el fallecimiento de su madre marcasen una huella indeleble en su corazón. Esa situación fue apaciguada por el amor del padre Francis, a quien Mabel le confió la tutela de sus hijos en su testamento.
Ambos niños fueron acogidos en el hogar de su tía Beatrice Suffield. Carpenter considera que la nueva casa generó en el niño la idealización del medio rural, acrecentado además por el sentimiento de soledad. La tía era viuda y muy poco afectiva, así que obtuvieron de ella solamente la seguridad de sobrevivencia, el afecto lo recibió del buen cura Francis.

En la escuela hizo amistad con Christopher Wiseman con quien competía en estudios y compartía su pasión por el rugby, a pesar de que Wiseman era metodista encontró en él alguien con quien discutir sus ideas religiosas. Durante esa época se encantó con el poema del inglés antiguo Beowulf : “Al leerlo, primero en una traducción y luego en la lengua original, pensó que era uno de los más extraordinarios poemas de todos los tiempos, y quedó fascinado por la historia del guerrero Beowulf, su lucha contra dos monstruos y su muerte después de la batalla con el dragón”[15]. Otra lectura fascinante fue “Sir Gawain y el caballero verde.”

En ese ínterin, mientras buscaba los orígenes del inglés encontró unos libros alemanes de filología, “no era un mero interés por los principios científicos del lenguaje, sino un profundo amor por la imagen y el sonido de las palabras, el cual procedía de la época en que su madre le había dado las primeras lecciones de latín. Y como resultado de este amor por las palabras, empezó a inventar sus propios lenguajes”[16].

Sus primas Mary y Marjorie Incledon habían inventado un lenguaje, el “animálico”, construido con nombres de animales, entre Mary y Ronald crearon el Nevbosh – Nuevo disparate-. “¿No era posible llevar la experiencia más allá e inventar un lenguaje completo, algo más serio y bien organizado que el nevbosh, que en gran medida era sólo latín o inglés disfrazados?”[17].

Estos juegos de lenguaje despertaron la fascinación de Tolkien por el estudio del lenguaje, y decidió su elección profesional, la filología, estudios que llevará a cabo en Oxford.



[1] Carpenter, H., Tolkien, Ch. (Seleccionadores) 1993 Cartas de J.R.R. Tolkien. 1993 Barcelona: Minotauro. Carta 213 Págs. 337 – 338.

[2] De Boni, D. (Director)2003 Dúvendor, um tributo a Tolkien. http://www.duvendor.hpg.ig.com.br/index.htm

[3] Carpenter, H. 1990 J.R.R. Tolkien. Una biografía. Barcelona: Minotauro. Págs. 24 - 25

[4] Ibid, Pág. 26.

[5] Pearce, J. 200 Tolkien. Hombre y mito. Barcelona: Minotauro. Pág. 28.

[6] Ibid, Pág. 28

[7] Ibid. Págs. 28-29

[8] En: Carpenter, H. 1990 op.cit. Pág. 34

[9] Carpenter, H., Tolkien, Ch. (Seleccionadores) 1993. Op. Cit. Carta 43 Pág. 68

[10] Ibid.. Carta 267 Pág. 412.

[11] Ibid, Carta 267 Págs. 411 – 412.

[12] En: Carpenter, H. 1990 op.cit. Pág. 43.

[13] Ibid. Págs. 43 – 44.

[14] Pearce, 2000. op.cit. Pág 37

[15] Carpenter, H. 1990 op.cit. Pág. 47.

[16] Ibid, Pág. 47.

[17] Ibid, Pág. 48