Desde que la eligieron Palla 2009 (16 de mayo), Alejandra Selene Pinto Olivera no ha tenido tiempo ni de sentarse siquiera en un sillón cómodo, cerrar sus ojos y suspirar cobijada por el descanso.

Grande fue su sorpresa esa noche de mayo, en el Centro de Comerciantes de La Paz, ex fábrica Said, la joven Alejandra compitió contra 56 jóvenes en igualdad de condiciones para coronarse en la Palla, es decir, la “mujer más hermosa de la nobleza tiahuanacota”.

Dos semanas antes a su elección, su tiempo empezó a reducirse como cuando la luz del sol se pierde en la irremediable oscuridad.

El pasado sábado 23, por ejemplo, los más de 70 danzarines de la Llamerada San Andrés se reunieron para sus ensayos cotidianos, como de costumbre, y también le rindieron un homenaje sencillo de regocijo y felicitación por haber sido elegida Palla 2009.

El presidente de la Llamerada San Andrés, Ángel Tarifa, y el historiador Fernando Cajías, fundador de la fraternidad, felicitaron a la joven y le desearon éxitos en sus actividades futuras.

El martes pasado, luego de haber sido entrevistada, por separado por dos medios de comunicación, posó para la cámara fotográfica por el lapso de tres horas y media. No había desayunado por salir de prisa a su primera entrevista de la mañana. Luego, se fue volando a un salón de belleza que, después de cuarenta y cinco minutos, la dejó para su segunda entrevista como una estrella de cine.

Pasado el medio día, y acabada la sesión fotográfica, apenas tuvo tiempo de almorzar. Debía cumplir de inmediato con la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder y con la directiva de la Llamerada San Andrés, la fraternidad que la postuló al premio que ahora lleva en el corazón.

“Sé que no tengo tiempo ni de contestar el teléfono; pero es divertido”, dice mientras contempla a través de las ventanas del taxi que la lleva a su reunión, cómo las primeras horas de la tarde van pasando.

Este domingo 31 de mayo participará en la “Promesa a la imagen de Jesús del Gran Poder”. Durante la semana que viene la esperan otros compromisos como Palla, hasta que el sábado 6 de junio, día de la Entrada, lucirá su traje de Llamerada del Bicentenario paceño desde muy temprano.

Ocupará el Palco de honor junto al presidente Evo Morales, el Vicepresidente Álvaro García Linera, el prefecto de La Paz, Pablo Ramos, y el alcalde de esta ciudad, Juan del Granado.

Por tal motivo, la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder requiere de su presencia casi todos los días, y en momentos menos planificados para organizar detalles. “No, no me quejo para nada. Sabía –aunque no con tanta precisión– de que estas cosas iban a pasar”, explica ella.

Las constantes llamadas telefónicas que recibe de sus amigos la han dejado “algo loca” estas dos últimas semanas, porque tuvo que darse cuenta (aunque no era su costumbre) de que había llegado el momento de utilizar una agenda.

Por razones de fuerza mayor se vio obligada a reducir su participación en el programa televisivo Axesso, donde –desde hace tres años– apoya a la difusión del rock nacional.

Se vio obligada también a suspender, por unos días, sus clases de Mitología Universal que imparte en la Fundación Cajías.

Selene Pinto (tal como la conocen sus amigos), una simpática joven de 24 años, representa ahora a la “Mujer más hermosa de la nobleza tiahuanacota”, título que la Asociación de Conjuntos del Gran Poder adoptó desde 2002.

Su primera actividad como Palla consistió en activar el departamento de producción audiovisual en la Asociación de Conjuntos Folclóricos del Gran Poder (ACFGP).

El Presidente de la ACFGP, Dr. Fernando Valencia y su directiva le han encomendado la producción de un documental sobre la Mayor Fiesta de los Andes, la organización de un seminario en la Universidad Católica Boliviana y un Congreso en el Museo de Etnografía y Folklore.

Su formación católica la recibió en el Colegio María Inmaculada en la Gruta del Lourdes de la zona Norte. Recuerda con cariño las enseñanzas y reflexiones de Madre Cecilia Amparo. A los doce años viaja a Israel y descubre el misticismo de la pasión y muerte de Cristo, conmoviéndola en su espíritu al igual que el día que bailó por vez primera para la Virgencita del Socavón. Actualmente recibe las orientaciones de su amigo el Padre Abdo Eid quien la ayudó a encontrar el amor incondicional de Jesús a través de la veneración al Señor del Gran Poder.

Selene ha trabajado como voluntaria con los niños del Instituto Nacional de Adaptación Infantil, lo que le permitió conmoverse con el dolor humano y la necesidad de hacer algo para mejorar la situación de los más necesitados.

Su versatilidad se demuestra en sus actividades: fue azafata del programa deportivo de Toto Arévalo, escaló el Huayna Potosí, fue campeona de “canchitas” en Alto Obrajes, llegó a cinturón marrón en Tae Kwen Do, es “narradora” en juegos de rol, pinta miniaturas de Warhammer, colecciona animé, escribe artículos para el semanario Pulso, viajó a Buenos Aires para defender el derecho al fútbol en la altura en la cadena deportiva Fox Sports participando en la producción del documental sobre el partido donde jugaron Maradona y el Presidente Evo Morales.

Selene se acerca a la Pachamama a partir de su relación con el callawaya David Mendoza quien le enseña el camino hacia el sincretismo religioso fascinándola con la lectura de la hoja sagrada de coca y los ritos ancestrales de nuestra cultura aymara.

Selene Pinto es una joven entregada a las nuevas experiencias que la vida le da. Pero todo comenzó gracias a sus padres, explica.

Cuando ella tenía tres años de edad, su madre, María Elena Olivera, la había llevado a sus primeras clases de ballet clásico. Sus maestras, Melba Zárate y Mónica Camacho en la Escuela de Ballet “Summa Artis”; bailó en varias presentaciones (Chipollino, Casca Nueces, Lago de los Cisnes y otras); durante los siguientes cinco años, dejó en ella la semilla eterna de que la vida no es vida si no la sabemos bailar.

A sus 15 años, Selene Pinto, ingresó a un cuerpo de baile para el programa Decibeles. Había dejado sus clases de Tae Know Do para entregarse en cuerpo y alma al baile moderno. El fruto de esa experiencia le permitió ser bicampeona nacional de baile moderno en el “Festival Danza Cruz” conjuntamente con Claudia Pereira.

Mientras tanto, desde el seno de su hogar, sus padres llenaban su vida con distinta música: clásica, bossa nova, rock clásico, chacareras, blues y cuecas. ¡Selene Pinto aprendió a apasionarse por el rock sinfónico y las danzas típicas del país!

De entre todas las danzas del país, Selene Pinto, hace más de tres años, se enamoró de la Llamerada, gracias a una invitación que le había hecho su docente, el historiador Fernando Cajías.

“Siempre he buscado en la música un historia de la cual disfrutar; tal vez porque mis padres, desde que yo era pequeña, solían leerme historias mitológicas para hacerme dormir. Pero yo sentía que cada noche quería escuchar más cuentos, más historias, más aventuras. Y, en cierto modo, ésa es mi búsqueda con toda clase de cosa que encuentro a mi paso; incluida la música, desde luego: disfrutar y saciarme con una buena historia”, explica.

Nunca, ni en su más remota fantasía, Selene Pinto pensó en convertirse en la Palla del Bicentenario.“Todavía no me lo creo, aunque en mi sangre llevo la música de mi bisabuelo Zoilo Pinto, director de la banda del ejército en Charagua durante la Guerra del Chaco y de la música guerrillera de uno de mis antepasados “Cañoto”, y el amor al folclore que viene de la alegría de mi abuelito orureño Víctor Olivera que siempre llevaba a mi mamá a ver la entrada del Carnaval”


PERFIL:

  • Nombre: Alejandra Selene Pinto Olivera.
  • Padres: Bismarck Pinto y María Elena Olivera.
  • Estudia Comunicación Social.
  • Enseña Mitología Universal en la “Fundación Cajías”
  • Conduce “Axxeso”, programa de rock nacional, a través de canal 7.
  • Sus amigos la llaman cariñosamente “Palla metalera”
  • Lleva, por línea paterna, sangre chaqueña: uno de sus antepasados fue Cañoto.

Foto: Eliana Aguilar Aguilar

PALLA DEL BICENTENARIO

El secretario general del Comité Nacional de Etnomusicología y folklore de Bolivia, José Llanos, cuenta que en tiempos del imperio Tiahuanacota, los antiguos aymaras tenían la costumbre milenaria de coronar a sus más bellas mujeres.

Las elegidas eran llevadas a las islas del Sol y de la Luna, donde vivían en terrazas agrícolas y cuya función consistía en representar a los 49 jefes tiahuanacotas y a los sacerdotes mitológicos. Entre ellos, Tunupa, Chayanta y Wakuri.

Las Pallas también guardaban la cultura del pueblo al que representaban: textiles, sembradíos y música.

El etnomusicólogo José Llanos, explica que se desterró la palabra “Ñusta” del vocabulario de la festividad del Gran Poder, porque –luego de haber investigado– “quedó demostrado que las Ñustas pertenecían a la cultura incaica, una cultura sangrienta que dominó Tiahuanacu sólo por 89 años, hasta que llegaron los españoles”.

Por tal motivo, la directiva del Gran Poder consideró oportuno llamar a su doncella más hermosa como Palla.

Y ahora, la Palla del Bicentenario, Selene Pinto, debe representar y acompañar todas las actividades que organice la directiva de la Asociación de Conjuntos de la Fraternidad del Gran Poder a lo largo de un año. Al mismo tiempo, tiene la misión de proponer programas de asistencia social para la comunidad.