Y sí, sucedió hic et nunc
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Now playing: Smashing Pumpkins - To Forgive
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Illud Tempus
By Selene Pinto Olivera ^^
Pain sings her voice from whispers to screams
Embracing your spirit in its nightmares and dreams
She rends your soul from the moment you've met
She feeds on your desire with a tongue that's blood wet
- E. Ken Johnston
Érase una vez, en un lugar muy lejano[1], una princesa. No, en realidad una nena consentida que se creía la reina de Saba. Ella escuchó varias veces el murmullo de su corazón que también quería amar y no sólo ser amado y fue cuando decidió sumergirse en la profundidad de su ser que comprendió lo que era el amor: algo que sólo podía sentir hacia sí misma y la trama más común en los cuentos de hadas además del referente de las historias románticas del medioevo. Vivió varios años cazando corazones y armó una colección de historias cual parafernalia para ser enseñada a los curiosos que deseaban escuchar sus relatos de cuentacuentos bajo efectos ajonjolí, y éstas la asombraban incluso a ella pero había jurado nunca entregar su valioso músculo cardiaco en esencia a nadie ni a nada pues ella creía que se perdería a sí misma[2]. Fue en ese entonces que éste tipo de historias ya no la entretenían ni a ella ni a sus vasallos, tanto por lo cual decidió distraer su amargo temor disfrazado de orgullo en historias prefabricadas que se hacían en las grandes empresas Hollywoodenses, en grandes imprentas y editoriales de libros, en productoras de disqueras y en la imaginación de los artistas. Ésta fascinación por historias ajenas la llevó a sentirse más sola aún ya que no las compartía con nadie además de que nunca llegaría a vivir una de esas heroicas leyendas donde la protagonista sería ella y un caballero negro[3] la rescatase de su castillo embrujado.[4] Se dio la coincidencia de que entre actividades que la acercaban a la realidad terrenal mundana le dieron la oportunidad de acceder a la información mediante nuevas tecnologías nada más ni nada menos que desde sus aposentos y fue ahí donde conoció un espacio de mucha gente solitaria como ella que más o menos compartía los mismos gustos, claro que sin criterio alguno comparable con la inigualable doncella anónima que ella era en éste lugar. Vale aclarar que ésta muchachita era alguien conocida en su hábitat, razón por la cual el pertenecer a éste espacio de manera anónima fue para ella aún más liberador. Su verdadero nombre era Selene lo cual explica un tanto su lucidez tan lunática. Un día sin saber por qué, mandó mensajes a algunas personas de manera aleatoria y entre ellas a un “chango” cuya imagen que lo identificaba al igual que su sobrenombre le llamaron la atención un 0.5% menos que unos meses luego que al recordar aquél mensaje ya sentía la culminación del inicio en diez mil pétalos abriéndose hacia la energía luminosa que llueve del cosmos. En ése entonces ella estaba con una media naranja amarga la cual era completamente serena y no le traía mayor preocupación excepto cuando ella soñaba con el qué se sentía el amor verdadero, así que no relacionó ningún mensaje con un posible giro en la trama de su hastiada historia de mariposas a las que les quitaba las alas para convertirlas en pimentón. Inusitadamente recibió una respuesta que había dejado en los confines de su memoria, que se despedía con un cordial “Hasta pronto en La Paz, quizás! Buenos gustos musicales (:” de éste personaje llamado Winterheart. Ella imaginó a algún metalero mugroso de unos treinta años arrogante, problemático, culto, hábil para salirse con la suya y con una vida que implicaba metal, metal y más metal[5]. Un día, a la hora en la cual la visión de la lechuza se hacer perfecta, ella se aventuró a opinar de manera escrita como se habituaba en el lugar del abanico de contactos que desplegaban galimatazos de manera cibernética en una cancha que le pertenecía al protagonista de la historia y se llevó una gran sorpresa al ver que él, que usualmente hacía papilla de papaya podrida a quien dijese algo sobre el tema, había subrayado el inocente y amigable post adornándolo con un moño de seda que ponía “argh, Burzum! Te amo!”. Tiempo después, a sabiendas de que ésta vez si sería destrozada por el paladín del Black Metal en el foro de animación japonesa más desaguisado de
Te amo Winterheart, te vi hace más de cinco.
[1] El Illud Tempus es el espacio atemporal con el que generalmente inician lo cuentos de hadas para hacer que quien lo escuche abra una brecha en su imaginación.
[2] Lulz, estaba en lo correcto. Edit.
[3] Por motivos plenamente literarios nos referimos a éste como “negro” haciendo una analogía a la leyenda arturiana. Por supuesto sería caucásico.
[4] Ella también soñaba con ese beso apasionado que la despertase proveniente de los carnosos labios sexys del caballero en cuestión, tampoco era tan soñadora y puritana.
[5] No estaba lejos de la realidad, el individuo en cuestión tenía 22 años.
[6] Hoy?
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Now playing: Smashing Pumpkins - Mellon Collie And The Infinite Sadness
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II: Estadia Enajenada
Estoy acá sentada de nuevo suspirándote, la noche se hace larga y las horas se van deshojando al insinuar mi espera. La sublevación de mis pulsiones interiores se hacen imposibles de batallar, y la reproducción automática vuelve a insistir con tu pertinaz voz tan dulce y profunda que hace que mis tímpanos se conecten cósmicamente con mis muslos obligándolos a apretarse fuertemente. Mis manos se mueven al rededor de mi cuello raspando suavemente mis poros con la quimera de tu tocar, deslizo mis dedos sobre la tensa aorta magullada por tus pulsaciones ilusorias y siento los magros intentos de mi sangre por palpitar a tu mismo ritmo. La indocta compañía de la música me fuerza a deslizar una danza entre mis yemas y mi nuca intacta de tus sabores melifluos y suspiro, suspiro por el acaramelado gusto a tabaco que tiene probablemente tu saliva y el momento en el cual estallare mis labios con tu boca carnosa famélica de mi pasión. Mis labios se entreabren y puedo dar una bocanada de aire con ilusión a chocolate de tu aliento, mi brazo se desliza por mi pecho y mi corazón late reclamando un desmedrado beso tuyo. Se agita violentamente desprendiéndose de su rutina para sentir tu incorpórea presencia a través de mis manos que no hicieron mas que teclearte hace un sinfín, mi dedo índice incólume se tranca en mi obligo para embelesarse con su forma circular con cariz agrietada. Mis manos dejan de serlo, suspiro para aliviar mi dolor adiestrado momentáneamente dejando caer la mano que te escribe para iniciar su lucha con la resistencia de mis muslos, la dolencia es imperceptible y sucumbo ante el placer que me da tu ausencia.
I: Suspensión dermética
Haciendo de la espera un arte
Preguntándome qué hacer para tocarte
Se me parte la piel en diez mil colores ante el abismal espacio arraigado a tu asiento. La lóbrega sensación se intensifica con la lumbrera de tu sonrisa y mis manos se rompen al intentar sentir tu piel áspera ante la ausencia de mi saliva. Mi voz se alza para tocarte con mi aliento nuboso, mi corazón chilla palpitando al son de tus pestañas que se cierran para evitar la nociva distancia que te devela el paisaje. Restallan mis huesos al no poder atravezar el océano con mis piernas resquebrajadas por la ilusión de tu palpar. Mis labios responden ante la penumbra con lágrimas secas en el ribete de mis ojos, intentando reborbotar cálidamente sobre tu frío corazón y se congelan las heridas de mis rezagados abrazos polvorientos. Resuena tu voz entre el silencio de la solitaria noche haciendo eco que tatúa mi alma al ritmo que se pronuncia tu nombe. Ayúdame a no extrañarte antes de haberte tenido entre mis brazos, a no quererte antes de haber saboreado tus poros, a no tenerte antes de haber si quiera pasado mi propia estación. Toca mis palabras que son el vestigio de mis sentimientos y libérame de esta prisión con tu voz descongestiva.
Alicia en el país de aitele
(dawn to dusk)
Estaba de hecho perdida. Las calles ignotas la rodeaban en una danza de insanía paranoica. Busca en su bolso y se encuentra con hojas secas y dulces con hormigas, ninguna llave, ningún mapa, ningún plan. La invade un sentimiento de vértigo que empuja las migas en su garganta con una nausea magenta, el sudor recorre sus delgadas venas irritando su piel con agujas de bisel. Su ritual de pasos hacia la luna entre la niebla depende de que pueda sobrevivir la noche. Todas las noches.
(no se puede sobrevivir del amor)
Alguna vez, un joven le dijo que desgarraría su yugular por ella, bortaría sus sangre en coágulos para agraviar la demostración de su herido amor. Ella le dijo que quería verlo morir haciendo caso omiso a los desesperados gritos que pulidamente salían de su estómago. Las palabras mortíferas salieron de sus labios secos y partidos sin malicia ni acidez, pero con sabor a sublime sinceridad sin dejar lugar al arrepentimiento. El no se mató. No fue amor. Abrazando la pelusa de su ombligo, este hombre vacío flotó al olvido. Luego del silencio cantó enérgicamente un grillo, pero su canto se esfumó al amanecer. Ella le rompió el corazón y lo enterró dentro de una caja de fósforos debajo de su almohada. Ella tenía arena glacial en los bolsillos.
(andrómida)
En la oscuridad de la noche sempiterna, el gélido viento hace que ella se envuelve las entrañas con felpa, cruza los frágiles brazos intentándose dar calor gris. Descuartiza los pensamientos de soledad que la invaden, pone una bala en Dios y sus alas la enredan. Sus recuerdos olvidados se materializan en demonios que inventan el preludio a la guerra. Camina guiada por la cruz del sur.
(salvaguardia)
Durmió en el cementerio, dentro de un nicho vacío acompañada de la hospitalidad de los mosquitos. La sedición del sepulcro blanqueado se parecía a la sensación de placer que le otorgó la ruptura de su himen. La noche era interminable y los sonidos del lugar la atormentaron aún dentro de su nuevo refugio, una cálida lágrima le iluminó la faz. Pernoctó y al despertar comprobó para su pesar que afuera la calle era la misma. No hay dónde ir.
(vigilia)
Ya es de día, está nublado y no parece que el sol se haya levantado esta mañana. La ciudad estalla en bulla y pavorosos rostros de gente desconocida. El viaje sigue, y ella ya no puede eludir la tensión soportable del frío. Inhala humo y exhala sangre, la voz se le quiebra y logra gritar martirizadamente sobre el nervudo aire pesado que la rodea. Acaba de despertar del terror nocturno. La enfermera le pasa otra dosis de diazepam.
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Pues bien, este escrito autobiográfico en realidad es una respuesta a "Historia de Alicia" de mi amigo Coyote Moreno.
Chanoyu
Sueño Ahumado
Templo del perro
Son ya tres días…
Tres días desde aquél último bocado. Si tan sólo el olor nauseabundo de este lugar pétreo fuera saboreable, si pudiera darme arcadas porque tengo algo de comida dentro. Pero es no es el caso, no, ya van tres días desde mi último alimento. La gente regocija en banquetes, disfruta sabores, texturas, la saliva de mezcla suavemente con las bocanadas de la nada en esta habitación. El oxígeno sabe a pan salido del horno, la masa esponjosa y el queso derretido en la superficie dorada de mi sed. Dulce aroma de empalago, embriaguez áspera del dolor de estómago y los retorcijones de mis tripas que se pegan ante la sequedad en su interior. Estoy saciado del vacío en mi estómago, me apetece el acaramelado sabor amargo de una fruta madura recién caída del árbol a mis pies en un domingo de feria, el suave rosa áspero del algodón de azúcar y las uvas deshidratadas cubiertas en cacao terso y espumoso. Quiero saciarme hasta regurgitar para mi apetito, quiero tener un atracón de dulces en cápsulas de color, quiero sentir el colorante esparcirse en mi boca dejando el interior de fruta almidonada. Déjenme salir para comer con ustedes del mismo plato, para arrancar de sus sobras un trozo de cartílago, una pizca de sal que se disuelve entre los restos de verdura y sangre. Ya no aguanto este dolor punzante en mi interior, ya no quiero entregar mi fe a este costo… acaso no eras pan? Acaso no eras vino? Por qué tengo que sufrir para llegar a ti? No, no es el caso, aguanta, aguanta. Pídele perdón por tener pensamientos impuros, pero es que se derrite mi digestión como cera de candelabro ante una fresca lechuga con gotas de rocío... dime con quién, dime con quién... cuánto tiempo más, cuánto dolor a soportar, qué momento renunciar.
Armadura del Sepulcro Danzante
La atención resucita apaciblemente...
Mi rigidez muscular juega con la lengua de acero coagulada
Las alas taciturnas de la aguja de bisel caen al pavimento
Y el diván se hace polvo escurridizo ante la tez del capullo
Reflejas armaduras danzantes en la lívida remembranza
Las lágrimas arden y las pestañas se queman
Traes nauseabundos olores a carmín pétreo
Los postras en mí y agasajas mi pesadumbre enmascarada
Siento la curiosidad que tuerce el blanco subsidio
Mientras la muerte tibia se siente en el retazo del terciopelo azul
La imagen carcomida es una sombra grasienta zambullida en mí
Compilado de las heridas de cera tatuadas en mi piel
Sueñas mis trozos de barco marchito
Exhalo mentiras confusas que se vuelven desatinados reposos
La virginidad de la oruga se hace carne cruda
Y las alas se conservan con precisión sobre tu cadáver líquido